Mírense las manos. Hay unas, muy especiales, que transmiten sabiduría. De generación en generación, los oficios engloban conocimientos y saberes tradicionales; ocupaciones que se han creado con la práctica y que, a través del tiempo, se han heredado ―de manos en manos― hasta formar hilos del tejido cultural comunitario.
Sin embargo, estos portadores de historias tienden a ser olvidados como parte de la identidad de una sociedad. “Oficio a la mano: patrimonio de saberes” busca rescatar, resaltar y valorar esos oficios ancestrales bumangueses que viven entre los resquicios de una Bucaramanga cuya cultura se permea fuertemente de ellos. Los artistas audiovisuales y comunicadores sociales Felipe Arenas Gallo(@felipearenasg) y Felipe Graterón (@felipegrateron), junto a la artista plástica Paula Garzón (@aveadora), son los realizadores de este proyecto ganador de la Beca de Investigación-Creación para la apropiación del patrimonio cultural inmaterial, oficios de la ciudad de Bucaramanga, a través del cual exploraron cinco saberes no tan comunes.
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Primero vino el concepto de los oficios manuales. Partiendo de un estado del arte, se dieron cuenta de una realidad: no existe mucha información sobre los oficios, esos en los que las personas trabajan con su piel, con sus manos. Para Felipe Arenas, las manos poseen un papel crucial en la vida, por “El poder que tienen en la creatividad, en la creación y en la transmisión de conocimiento”.
Con base en hipótesis, realizaron una primera investigación. Luego, la selección de oficios y entrevistas a mínimo tres ejecutores de cada uno de los cinco oficios elegidos, con el fin de apreciar las diferentes perspectivas y miradas. De allí nació el acercamiento para observar y aprender de los oficios directamente de las manos que los realizan, de los tesoros humanos.
Pero… ¿qué es un oficio? “El oficio lo puedes ver de muchas maneras; como sustento, como saber, como oficio en sí mismo”, expresó Felipe. Algunos dependen económicamente de él, para otros es un ejercicio más autosostenible, sea por razones como valerse de ciertos trabajos que les permitan ejecutarlo de forma independiente, para no perder ese conocimiento y transmitirlo. Sin embargo, algo que los caracteriza es la informalidad. Hay una delgada línea entre el oficio y la profesión, bien la academia, bien la regulación estatal. Hay unos más cercanos a la profesionalización por programas afines; no obstante, su falta de teorización, por lo general, es lo que crea la necesidad de la transmisión de manos en manos como forma de preservación.
De allí surge la idea de crear un archivo sobre oficios de la ciudad, resaltando su importancia para la historia, cultura, identidad y tradición. A través de una plataforma transmedia de libre acceso, “Oficio a la mano: patrimonio de saberes” aterriza la investigación con contenido multimedia como textos escritos, infografías, fotografías y material audiovisual como videos-documentales observacionales en los que se enfocan no los rostros ni los nombres de personas o agrupaciones, sino los oficios y las manos de los hacederos. Cómo se ponen los elementos; cómo se sostienen las cosas; cómo se posicionan los dedos para sobar, para usar un títere guiñol, para poner una cuerda. Además, se resalta un mapa de Bucaramanga con sitios en los que se pueden encontrar los talleres en los que aún se resguardan estos oficios.
Como los cinco dedos de la mano, cinco son los oficios (no tan tradicionales) elegidos para este proyecto, si bien existen muchos otros a la espera de ser investigados:
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Fabricantes de lápidas
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Luthieres
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Titiriteros
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Sobanderos
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Creadores de amasijos (específicamente ayacos)
Cada uno porta particularidades, aunque comparten realidades, virtudes y falencias a nivel estructural: hay tradición, patrimonio, energía; falta de formalización, de habilitación, de incentivos. “Oficio a la mano: patrimonio de saberes” los proyecta al público desde sus diversas formas y perspectivas. Pero una conclusión es cierta: están inmersos en la sociedad; sin darnos cuentas se han vuelto parte de la cotidianidad. Mandar a tallar la lápida para un difunto; querer una guitarra echa a medida; ir un sábado a un espectáculo de títeres; pedir que le soben un dolor; comprar el ayaco para las onces. No los pensamos, a veces los desconocemos, hacemos caso omiso de su trascendencia cultural, no percibimos los saberes que esconden. Sin embargo, como sociedad, como comunidad, tenemos el deber de normalizarlos y, para ello, debemos partir de comprenderlos gracias a proyectos como estos.
Las manos son importantes para la transmisión de saberes que, normalmente, carecen de espacios de enseñanza. “Le piden a Dios que no les falten, que se las mantenga, que les sigan funcionando”, cuenta Felipe sobre el discurso de algunos hacedores que cuidan las manos como su gran tesoro, ese mismo que es el reflejo de lo que ejecutan. Algunas lucen sucias, pintadas y astilladas; otras, limpias y pulcras.
Desde la Revista Enredarte los invitamos a no perderse la inauguración de “Oficio a la mano: patrimonio de saberes” el 21 de noviembre a las 7:00 p.m. en Casa Inusual (cra. 26 # 32-42, Bucaramanga) en la que habrá una exposición de piezas visuales y gráficas ―con esculturas de manos que sostendrán elementos puntuales de cada oficio―; unirse al diálogo con sus realizadores, la Corporación El Cristal y el historiador Fabián Solano; y explorar en la plataforma transmedia los conocimientos y saberes tradicionales bumangueses: http://oficioalamano.com
