Proyecto apoyado por el Programa de Concertación Nacional del Ministerio de Cultura y el Instituto Municipal de Cultura y Turismo de Bucaramanga.
Es Haruki Murakami, tal vez, el eterno candidato al Premio Nobel de Literatura. A pesar de ello, este 2023 fue galardonado con el reciente Premio Princesa de Asturias de las Letras. El jurado compuesto por veinte miembros acordó por unanimidad que Haruki Murakami sería el primer japonés en obtenerlo, no obstante los 37 candidatos de 17 nacionalidades distintas.
Esto fue lo dicho en el acto celebrado en Oviedo, España, el 24 de mayor de la anualidad:
El jurado ha considerado la singularidad de su literatura, su alcance universal, su capacidad para conciliar la tradición japonesa y el legado de la cultura occidental en una narrativa ambiciosa e innovadora que ha sabido expresar algunos de los grandes temas y conflictos de nuestro tiempo: la soledad, la incertidumbre existencial, la deshumanización de las grandes ciudades, el terrorismo, pero también el cuidado del cuerpo o la propia reflexión sobre el quehacer creativo. Su voz, expresada en diferentes géneros, ha llegado a generaciones muy distintas. Haruki Murakami es un gran corredor de fondo de la literatura contemporánea.
Un libro corto para adentrarse en el mundo de Murakami y que contiene gran parte de los elementos que lo hacen merecedor de este galardón español, es “Tony Takitani” un relato que, hace un tiempo, llamó completamente mi atención después de ver al escritor japonés por todos lados y no haberme animado a leerlo. Sin embargo, los colores de la edición de Tusquets; las increíbles ilustraciones de Ignasi Font; la corta sinopsis de la contraportada con la mención de Tony Takitani, hijo de un jazzista, ilustrador, quien conoce a una chica que trabaja en una editorial y a la que le gustan los vestidos; junto con el interrogante: “¿Nos hemos preguntado alguna vez qué nos ancla al mundo?”, fueron suficientes para sentir un enorme impulso de adentrarme en esta historia.
Era incapaz de comprender con exactitud qué significaba la muerte. Y no podía deducir ni juzgar qué consecuencias le reportaría a él aquella pérdida. Lo único que podía hacer era aceptarlo como un hecho consumado. En consecuencia, tenía la sensación de que llevaba una especie de disco plano metido en el pecho. Pero no tenía ni idea de qué tipo de objeto era ni de por qué se hallaba allí. Sólo sabía que llevaba aquello dentro y que le impedía pensar en otra cosa. Haruki Murakami
En este corto relato vivimos con Tony Takitani la soledad de su piel y alma: aquella surgida casi con su nacimiento, aquella vivida sin consciencia, aquella padecida por el recelo de su nombre, aquella sufrida después de “perderla”. Tony parecía haber heredado cierto carácter de su padre Shōzaburō quien vivía al máximo y sin remordimientos, pero que cuando experimentó la pérdida de la muerte, la que no comprendía, solo pudo sentir que llevaba un disco clavado en su pecho… emociones indescriptibles, inentendibles. Tony creció prácticamente sin amor, sin saber su significado, andando solo entre la multitud, aunque granjeándose éxito laboral… ¿acaso esto es lo que nos ancla al mundo?
Lentamente, los recuerdos cambiaron de forma, como neblina agitada por el viento, y cada vez que cambiaban, palidecían un poco más. Ahora eran ya las sombras de las sombras de las sombras. Lo único que aún percibía era la sensación de pérdida dejada por algo que había existido. Haruki Murakami
Todo cambió cuando conoció a la chica de los vestidos. Había aprendido y vivido el valor del amor, y no hay nada peor que sentir el vacío de la pérdida y hundirse en la soledad consciente. A pesar de experimentarlo, no supo darle explicación a su falta de aire después de sus grandes choques contra la realidad; dolor que incluso creía asociado a lo material. Por eso es que la verdadera soledad es vivir sin amor, sin lazos que nos anclen a este mundo.
En definitiva, los invitamos a leer a uno de los grandes autores contemporáneos de la literatura oriental cuyo nombre resuena por todo el mundo.
