Por: Laura Gabriela Castro González
Luz Andrea comenzó a escribir poemas con un verdadero valor literario a los 20 años. “La escritura me permite la ilusión de la liberación, atada a otra carga menos densa que la realidad, la de las palabras. No soporto las cadenas que nos atan a la normalidad de la vida, que nos crean una falsa ilusión de eternidad”, nos cuenta cuando le preguntamos qué la motiva a escribir.
Admira la poesía de Anna Ajmátova. Su vida y obra. Ella le enseñó cómo de manera sencilla podías contener lo insondable. Los más bello que ha encontrado en su carrera literaria son las personas de temperamento artístico que se trasforman en familia espiritual. Esto incluye a diversos autores. Lo más difícil es que la palabra, aunque nazca de nuestro intento por alcanzar la poesía, no deja de ser un instrumento cerebral: “Si la palabra fuera entera del cuerpo…si fuera como mecerse en el viento y nada más”.
Ella le deja un mensaje a los niños y jóvenes que quieren empezar a escribir: “Escribir es mirarse ante el espejo. Hacerse pequeño ante el umbral, precisamente al abrir los sentidos a lo eterno. Los animaría a volcar su oído hacia sí, el ser interno siempre sabe dónde está parado”.
