por Nataly Bustos Rojas
Luciana Peker preguntó al grupo de personas (jóvenes en su mayoría) quienes se encontraban con ella en el taller sobre La revolución de las hijas en el marco de La Feria del libro de Bucaramanga, edición Ciudad Memoria 2022. Cada integrante tenía una hoja, un lápiz y una historia que contar. No sé cómo lo logró, sin embargo, el alma de los talleristas y sus recuerdos se conectaron con solo hacerles esa pregunta.
Luciana es periodista y activista argentina, especializada en enfoque de género. Al saludarla no se logran ver muy bien sus ojos, pues se achican al dar espacio a su sonrisa, la protagonista de su rostro. Viste muy casualmente, con unas plataformas altas imponentes que parecieran todo lo contrario a su carácter y su cabello rojo anticipa que ‘fuego’ es lo que se siente en el interior cuando se habla sobre estos temas.
En medio de la charla sobre su obra La revolución de las hijas se expresó abiertamente acerca del deseo, el feminismo y ‘los culos’, aun cuando en su público se podían encontrar personas de todas las edades.
En esta, contó la historia de su obra, la cual empezó cuando se le ocurrió la frase ‘la revolución de las hijas’, exactamente mientras peinaba a su hija y pensaba lo que les diría a los legisladores de su país quienes discutían sobre el aborto legal: “es imparable y vamos a ganar”. Después de exponer su discurso frente al congreso decidió escribir el libro.
Esa es su forma de luchar, de contar e, incluso de vivir. Escribir es el camino que escogió para pelear y narrar esos sucesos transformadores que busca no sean olvidados y, mucho menos, ignorados.
Por otro lado, Luciana dice que escribe para todas las jóvenes, para darles a saber que: “todo lo pueden transformar, para que sepan lo que se ha ganado y no parezca que es natural”, pues señala la necesidad de valorar y disfrutar los cambios reconociendo que se puede seguir transformando la realidad.
¿En dónde podemos ver reflejada la revolución de las hijas?, basta con escuchar la historia de la persona que tiene a su lado mientras lee esto, o si no hay nadie junto a usted, piense en su propia historia. Pues, aunque sea una lucha que han tenido que llevar a cabo las mujeres, han reconstruido una sociedad para todes. “Ya los varones no tendrán que demostrar que son más machos”, mencionó Luciana, pues hoy las hijas discuten y reflexionan en un ambiente familiar sobre los roles y mandatos que han sido impuestos a cada uno.
Al finalizar nuestra charla le pregunté a Luciana sobre aquellas personas que no se han revolucionado aún, muy sabiamente, indicó que no le gustaba decirles a las personas cómo debían vivir, pues no quiere que “el feminismo sea un nuevo orden normativo en donde haya que hacer y deshacer”. Tan solo invitó a que cada uno pelee por sus propios deseos y por su felicidad, y que ahuyenten el miedo a pensar y defenderse en un mundo que depende de lo que construyan con su vida.
